Estamos acostumbrados a escuchar, leer o incluso emplear anglicismos como: gym, backstage, fitness, e-mail, e-book, smartphone, link…pero también galicismos (chef, raccord), italianismos (sorpasso) o germanismos (leitmotiv). Es claro que cualquiera de nosotros puede entenderlos fácilmente (a estas alturas) e incluso si se nos pidiese buscar su palabra equivalente en español quizás hasta dudábamos en algunos casos, ¿es cierto? Ahora bien, ¿por qué necesitamos emplear extranjerismos?
Recuerdo el primer día que fui al gimnasio, hace ya un año y medio casi y aquello que más atrajo mi atención. Nunca antes había estado en un espacio así, por tanto, es lógico pensar que la disposición de las máquinas, la sala de peso libre o la de máquinas para realizar ejercicio cardiovascular me sorprendiesen pero no, no fue eso lo más llamativo para mí. ¿Workout, stretching, training…? ¿Dónde me había metido? Como es lógico si de alguna palabra desconocía su significado en aquel momento las consultas al diccionario español-inglés y viceversa surtieron su efecto, así pues comprendí esos vocablos, que por otra parte se podían relacionar fácilmente con el espacio que los rodeaba. Y esto me pasa a mí pero, ¿qué será de una persona que acuda al gimnasio y cuya edad sea superior a los 50 años y, por casualidad, en su etapa de escolarización no se incluía el inglés entre el plan de estudios de aquel momento? Aunque digo yo que, ya que algunas cadenas de gimnasios que se encuentran en España son alemanas, por ejemplo, si me ponen cartelitos en alemán al menos aprendo a decir cuatro cosas por si acaso en algún momento de mi vida visito Alemania y quién sabe si voy a querer entrenar en algún gimnasio. Quizás en ese momento tengo que hacer uso de esas maravillosas palabras.
Por otro lado, la Real Academia Española de la Lengua (RAE) realizo un vídeo en apoyo de la lengua española frente a los anglicismos. A muchos quizás les sorprendió el argumento e incluso otros se preguntaron a través de las redes sociales principalmente que por qué una campaña contra el inglés empleaba gran número de palabras en esta lengua. Pues bien, a mí me sorprendió, cierto, pero no lo suficiente como para no intentar comprender el por qué de ese empleo continuo de extranjerismos. Pensemos un momento, si hubiese sido solo en español, ¿realmente habría atraído tanto nuestra atención? ¿Se habrían producido tantas críticas en las redes sociales? A mi modo de ver, la RAE ha hecho una buena y sorprendente jugada.
https://www.youtube.com/watch?v=-HsCFRLvMVI
La RAE opina que la publicidad debe emplear el español (en países hispanohablantes, se entiende) en lugar de los préstamos ingleses en su mayoría ya que lengua madre solo hay una. Sin embargo, si somos observadores nos damos cuenta de que este hecho no solo se da en la publicidad, más bien ocurre en un sinfín de ámbitos tales como el deportivo, el laboral, en las redes sociales e, incluso, en la alimentación, entre otros. Ya no vamos a correr, vamos a hacer running, tampoco tomamos un café, ahora es un coffee; además, se hace un break (gracias Kit-Kat), no un descanso, no comemos un emparedado acompañado de mantequilla de cacahuete, más bien ahora lo llamamos sandwich (menos mal que a veces le ponemos la tilde y suena más español, este último anglicismo está admitido por la RAE y aparece en su diccionario) con peanut butter…
En mi opinión considero que el español es una lengua con múltiples posibilidades expresivas. Por este motivo animo a su uso pues cada lengua es única, ni peor ni mejor que otras, todas deben ser consideradas por igual. Eso sí, si nos dejamos llevar por el uso de extranjerismos en la española, esta podría llegar a empobrecerse pues llegará un momento en el que los propios hablantes nativos del español (en este caso) desconocerán los términos propios para designar realidades como puede ser un estreno de una película, unos pantalones cortos (premiere y shorts tienen un aire más cool seguro) o una cirugía plástica (a lifting le ocurrirá algo parecido, ¿no?).
B.