La Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y a la Bulimia (ADANER) organiza ¨campamentos terapéuticos¨ cuya duración es de una semana durante el período estival. De hecho, este año tendrá lugar del 1 al 7 de agosto (más información: http://www.adaner.org/actividades/campamentos-terapeuticos) Similares actividades son llevadas a término por otras asociaciones que se encuentran en distintos puntos del territorio español y las cuales luchan por conseguir el mismo objetivo: tratar estas enfermedades psicológicas que tan graves consecuencias traen tanto para el paciente y afectado como para su entorno más próximo (otras asociaciones se encuentran en: http://www.acab.org/es/documentacion/recursos-sanitarios/asociaciones-espana ).
Es muy normal ver a un enfermo de gripe, por ejemplo, y cuidarlo. ¿No es así? Quien dice gripe se refiere a cualquier otro tipo de enfermedad física pero no psicológica. Sin embargo, ¿por qué a estas alturas de la película no somos conscientes de los peligros de las enfermedades psicológicas? De hecho me atrevo a afirmar que son peores que las físicas y, más aún, si estas últimas son acompañadas por las primeras.
Nuestra mente es una gran aliada pero también un poderoso diablo, principalmente en los momentos más críticos que nos vienen en determinadas etapas de la vida. Autismo, depresión, esquizofrenia, bipolaridad, trastornos en la conducta alimentaria (TCA)…toda esta lista es una enumeración considerable de enfermedades psicológicas pero está muy incompleta. Estas son enfermedades que requieren asistencia profesional y apoyo para el paciente, apoyo que deben proporcionar los especialistas y sus allegados. No obstante, no solo estas partes deben ser conscientes del problema para ponerle remedio, claro está que son los que conocerán el tema a fondo pero pongámonos en una situación para ilustrar mejor dónde quiero llegar: pensemos un momento en la siguiente situación: un chico (sí, ellos también sufren un TCA, menciono este ya que es aquel en el que pasaré a centrarme en las próximas líneas) que padece una bulimia y está siendo tratado, ¿le ayudará ir por la calle y que ciertas personas con las que se cruza lo miren como si fuese de otra especie, un marciano de otro planeta? ¿o más bien esta experiencia contribuirá a que se aisle aún más de lo que quizás ya está? Porque recordemos que el primer paso es aceptar el problema, y hasta que esto sucede pasan varias sesiones con un psiquiatra o psicólogo. No es sencillo.
Además cabe señalar que este tipo de enfermedad no conlleva solo gravísimas consecuencias físicas y mentales, también trae consigo problemas de relación con el entorno. Los amigos y los propios familiares son vistos por los pacientes como enemigos. Sí, leéis bien. ¿Enemigos? ¡Cómo dices eso si solo quieren ayudar! Es admirable, e imprescindible por otra parte, que en estas situaciones tus seres queridos te echen una mano (y quinientas si es preciso) pero con tacto, por favor. Está bien ser sinceros y reconocer la enfermedad, pero es el paciente quien lo debe aceptar, eso sí por mucho que a él le digamos: ¨tienes que comer¨, ¨cada vez estás más delgadito, no sigas así¨ y oraciones similares eso antes que mejorar las cosas las va a empeorar. Hacedme caso. ¿Motivo? Ya os he hablado de nuestra increíble mente. Ella interpreta estos consejos como un ataque y se encierra más en sí misma, esto es, ¿me dicen que estoy delgadito y yo me veo rellenito? Pues seguiré así, ¿comer? No, que estoy gordo. Por tanto de esta forma el paciente reaccionará previsiblemente igual que hasta ahora y continúe en ese bucle del cual debe salir lo antes posible o lo que es peor, que sus conductas empeoren y se haga más daño aún.
Por otro cada vez es más llamativo el elevado número de casos de personas que sufren estas alteraciones. ¿A qué opino que se debe esto? No culpo a los pacientes, por supuesto, ellos son víctimas igual que el resto de la sociedad del mundo que hemos creado. De hecho el problema surge cuando esa sociedad influye en nosotros más de lo que sería esperable y deseable. En ese momento ciertas personas no tienen la suficiente fuerza para plantarle cara a esa influencia externa, bien sea porque se encuentra en una etapa de cambios (como puede ser la adolescencia) o por problemas laborales, familiares…y la fuerza que esta sociedad ejerce sobre el afectado para ¨dominarle¨ es mayor que la que él mismo puedes tener sobre ella para controlarla. Por ello en estos momentos lo que supondría una ayuda sería una sociedad informada, objetiva y racional. Una sociedad que no se deje llevar por modas y que rechace la publicidad subliminal con la que se le bombardea constantemente. El rechazo es lo que acabaría con ella: si no vende, esta se extingue.
Para finalizar considero que es muy importante forjar una personalidad, tener unas ideas claras. Respeto al prójimo, por supuesto y ante todo, pero, ¿dejarnos manipular por el mundo exterior cuando está descontrolado? Jamás.
B.
(Demi Lovato, intérprete de esta canción, habla en este tema de todo lo que se sufre a consecuencia de la anorexia, principalmente aquello que se siente.)