Pues no, ni mucho menos, pero eso parece en muchas ocasiones. No hagamos un drama de una ruptura, ya que si la convertimos en eso, en un drama, va a parecer uno de muy mal gusto.
El caso es que has mantenido una relación de un tiempo x con una persona y. Todo iba bien hasta que en determinado momento esa relación se tuerce por los motivos que sean y no hay manera de enderezar el asunto. Uno de los dos (lo siento, aún no creo en el poliamor. Sí creo que hay triángulos amorosos pero eso da para otra publicación) decide dar el paso y se pone fin a la relación. Esto ha pasado muchas veces, seguirá pasando y seguro que mientras tú me lees, o me escuchas, unas cuantas parejas están rompiéndose en el mundo. Lo compensan las otras que se están formando. Es un equilibrio casi perfecto, ¿no creéis? Venga, no seáis susceptibles, que un poquito de humor no hace daño a nadie.
En segundo lugar, ¿por qué crees que has perdido o malgastado tu tiempo? Eso lo crees hoy pero, ¿eso lo creías hace medio año? ¿Y hace uno? ¿Y cuando iniciaste la relación con esa persona? En ese momento, seas como seas, más optimista, más realista, más pesimista… me da igual. El tema es que decidiste apostar por esa relación. Reconozcámoslo: dos no tienen una relación si uno no quiere (obviamente estamos hablando de parejas formadas libremente y sin ningún tipo de coacción). Entonces, ¿por qué piensas ahora que has perdido el tiempo? ¿Una decepción? Bueno, pues como otras tantas que te llevarás. ¿Y qué ocurre? ¿Eso significa que has fracasado como persona? EN ABSOLUTO. Es mucho más sencillo que todo eso. Únicamente, pasado un tiempo esa relación ya no funcionaba y se ha acabado. Igual que un texto: cuando expones todas las ideas que deseas mostrar en un escrito, sea este más o menos extenso, el escrito se concluye con un punto y final. Y a continuar creando. Esta comparación la podéis hacer con otras mil cosas, que sé que no todo el mundo es muy amigo de redactar, pero quizás sí lo sea de pintar, del patinaje, de los coches o de soplar el silbato. En resumen, ahora que ha finalizado tu relación sentimental, empieza otro ciclo en ese aspecto de tu vida. No hay más, no es nada recomendable buscarle tres pies al gato.
Posiblemente, y este es mi punto de vista, esa relación ya te aportó lo que tenía que aportarte y, por ello, se ha terminado. Si tuviese que aportarte más, seguiría durando. Ahora bien, lo que carece de sentido es prolongar una agonía si se sabe que una relación no se puede encauzar ni de una forma ni de otra, ¡no alargues el sufrimiento! Y, sobre todo, tampoco seas egoísta. Porque no solo te estás engañando a ti, tampoco estás siendo sincero con la otra persona y no dejas que esta rehaga su vida. Por otra parte, es muy posible que a medida que pasa el tiempo aprendas realmente a valorar lo que esa persona que no está ya hoy en tu vida como pareja te dio: tiempo, experiencias, aprendizajes y más cosas. Y todo esto te ayudará de una u otra forma tanto en el ámbito sentimental de tu vida como en los otros tantos que tenemos.
Por otra parte, todo es cíclico y menos mal que somos así. Nos gustaría una vida fácil, ¿no? Quizás alguno se ha dado ya cuenta de que una cosa es que nos gustase y otra muy distinta que nos conviniese. Hemos de evolucionar y, precisamente, el ser humano está preparado para afrontar adversidades pues poseemos herramientas y mecanismos para afrontarlas. Es más, gracias a eso hemos podido avanzar y hemos pasado de estar en cuevas a vivir como lo hacemos actualmente. Hay cambios que se pueden dar en tiempos más breves, os lo aseguro. El ser humano, en general, ha visto problemas y ha tratado de ponerle, con mayor o menor éxito, un remedio.
– ¿Que costaba digerir la carne de un bisonte? Bueno, algo habría que hacer. Y en un momento dado, supongo que por casualidad, surgió la chispa, y nunca mejor dicho.
– ¿Que deseábamos averiguar qué había en nuestro cuerpo pero no era visible? Pues nada, cuando había un fallecido, se abría su cuerpo. Que sí, que la disección de cadáveres yo sé que no es lo más glamuroso del mundo y, posiblemente, haya alguno que esté diciendo que por qué tengo que recordar esto. Porque, precisamente, como ya he mencionado: la vida no tiene siempre partes preciosas, aunque por supuesto que las hay. Y porque, además, la vida tal y como la conocemos finaliza con un punto: la muerte. Y tras la muerte, nuestro cuerpo ya no funciona como lo había hecho días anteriores y hasta que llega a su estado de descomposición, el cuerpo puede diseccionarse.
– ¿Y si yo necesito algo que tú tienes pero tú necesitas algo que yo poseo? Lo intercambiamos. ¿Y si lo que yo tengo es más valioso que lo que tú tienes? Pues dame más cantidad de lo tuyo. ¿Y si no tienes más? Y así es como surgió el comercio. Al principio con estos intercambios básicos, más tarde con sal, posteriormente con la moneda. Y mirad cómo estamos ahora: oferta y demanda, periodos de rebajas, devaluación de moneda, subidas de precio, cambio de divisas, aperturas y cierres de bolsa, compra y venta de acciones y hasta criptomonedas.
Entonces, ¿cómo vivir tras una ruptura? No tengo ni la menor idea de lo que tienes que hacer tú. Esa es la realidad. Si no eres capaz de superarla solo o sola, se puede recurrir a especialistas como los psicólogos que para eso se han formado. Se han formado estudiando el comportamiento humano, diferentes enfoques para abordarlo y mucho más. Además, tienen un título que los habilita para ello. Recurre a su ayuda igual que vas al mecánico cuando no tienes ni idea del motivo pero el caso es que tú quieres arrancar el coche y el coche dice que arranques tú pero él no o igual que vas al oftalmólogo cuando no ves bien si la novia que tiene tu compañero de trabajo es la exnovia de Fulanito y todo porque en vez de estar cerca, están a unos cuántos metros de ti. Yo, en cambio, como soy filóloga, quiero, mediante una redacción que trata de ser coherente, darte mi punto de vista. Eso sí, has de saber que este punto de vista está influido por aquello que yo he vivido, experimentado y por mi propia forma de ver y entender el mundo. Si te sirve de ayuda, genial, si, por el contrario, decides que mi opinión no te ha valido para absolutamente nada, genial también. Siempre estaré encantada de que os paséis por este blog. Y, como no puede ser de otra forma: la diversidad de opiniones siempre es enriquecedora.
Ahora bien, y ya para finalizar, me gustaría acabar con una reflexión:
Si cualquier bache que tienes en tu vida (no te contratan en un trabajo, una relación finaliza, una enfermedad te imposibilita seguir con una acción que te encantaba…) decides que el tiempo invertido antes de ese bache en eso que te encantaba no ha merecido nada la pena, espero no parecerte cruel pero opino que para estar así, no merece la pena vivir. Por favor, abténganse de tirarse por un puente. En cualquier caso, vosotros sois los responsables de vuestras propias decisiones y, que yo sepa, para tirarse por un puente antes lo has de haber decidido. Yo os aseguro que eso no lo haría. Bueno, ni eso ni hacer puenting con un arnés ultra seguro de última generación. La adrenalina es que me encanta pero hasta cierto punto.
Volviendo al tema, recordad que, al fin y al cabo, en todas las vidas de todo hijo de vecino hay baches más y menos importantes, unos te trastocan más que otros y, si a la primera de cambio, decides que no ha valido nada la pena y que qué pena de mundo etc. pues, efectivamente, acaba ya el sufrimiento. Pero hay una buena noticia. Si eres de los que crees en el crecimiento personal, en que todo suma (aunque sea muy poquito en unas ocasiones y muchísimo en otras) … entonces quédate un ratito más en esta vida que tú sí la vas a aprovechar. Y es que yo creo que la vida se va haciendo mientras se vive. Por ello, en unas ocasiones tus objetivos actuales concuerdan con los que tenías hace un par de años, o quizás ahora das un giro de 180º porque ha llegado el momento de dar ese paso. En cualquier caso, todo ello va a dar un sentido a tu vida único e intransferible. ¡Disfruta!
B. Riesco – En Español ©
¡huy! muy complicado… razón y sentimiento, lógica y emociones. No sé, pero me parece muy bien razonar y confrontarse sobre el tema.
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A este tipo de asuntos te puedes enfrentar desde diferentes perspectivas. Aún así, creo necesario pensar sobre ellos pues, al fin y al cabo, no solo somos razón o sentimiento, sino más bien una mezcla de ambos 🙂
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