Saludos a todos. ¿Qué tal estáis? Seguro que el tema que tratamos hoy os resulta familiar, ¿verdad? Especialmente tras la pandemia del virus SARS-CoV-2. Todos, en mayor o menor medida, hemos sido sometidos al cumplimiento de unas medidas que impedían que nos relacionásemos con otros como usualmente hace todo aquel ser vivo que tiene (o se supone, al menos) la condición de humano. Por desgracia, mi país, España, continúa imponiendo unas drásticas medidas que, por otra parte, son bastante cuestionables a estas alturas y más parecen satisfacer otras cuestiones, antes que preocuparse por la salud de los ciudadanos. ¿Por qué digo esto? No solo por la ineficacia de llevar la mascarilla hasta para andar por casa, sino porque una parte importante de la salud es el aspecto mental y para gozar de una buena salud mental se precisa, entre otras cosas, la interacción con tus semejantes. Además, ver continuamente mascarillas por la calle tampoco ayuda a la mente a ubicarse, pues más que humanos parecen extraterrestres esos seres con los que te cruzas.
Por cierto, si no residís en España, os comento: desde que sales de casa tienes que llevar la mascarilla quirúrgica absolutamente a todos los lados. Mascarilla quirúrgica gravada, como corresponde a un país como España gobernado por una coalición PSOE-Podemos (o lo que es lo mismo, socialistas y comunistas), con un 21% de IVA (impuesto sobre el valor añadido). ¡Como todo buen socialista y comunista que se precie el saqueo al contribuyente es lo primero! Que vas por la calle a las once de la noche y te cruzas con dos personas más en tu paseo de 45 minutos, ¡pues da igual! ¡Todos con mascarilla! ¿Tiene mucho sentido? Para mí (y, afortunadamente, no soy la única), ninguno. Y ¿sabéis qué es lo peor? Que son bastantes los que no cuestionan esta medida y la acatan alegremente. Esto no solo me parece triste, que lo es, sino que, además, es tremendamente preocupante.
Otro de los problemas que tiene España es que si la medida la pone tu partido, está bien impuesta. Y así, amigos, es cómo está el personal de manipulado en España. Y como muchas veces he escuchado: “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Porque no hay título aún, pero muchos ya os comento que se han doctorado en Masoquismo y Lamebotismo Profesional. Dentro de poco tendrán que sacar plazas de funcionario para este grupo profesional (ahí sí que seremos profesionales). ¡Ah! Y recordemos que el señor presidente de España (¡pobrecica mía, lo que te están haciendo!) no es doctorado en Economía (de copia y pega), él mismo afirmó que era doctor de Economía. Es que el uso adecuado de las preposiciones, veréis, está en el nivel intermedio del Marco Común Europeo de Referencia de las Lenguas (MCER) y todavía estaba llegando a tal nivel este hombre. Supongo. Esto confirma que no todo nativo puede enseñar su propia lengua (y omitiendo este ejemplo, me reafirmo y muy en serio: no todo nativo, por el hecho de serlo, puede enseñar su lengua. Existe una formación que es imprescindible).
No pretendía hacer una introducción tan extensa, pero ya que la considero pertinente, no voy a reducirla. Ahora continúo con la depresión. Seguro que os resulta familiar, pero lo que quizás muchos pensáis es que en este periodo el porcentaje de personas que sufre depresión ha incrementado considerablemente. Y cierto es.
El día 10 de octubre del 2020 se celebró el día de la salud mental. Busqué noticias sobre este día y, casualmente, me apareció el artículo que enlazo a continuación: https://www.saludmentalrm.com/dia-mundial-salud-mental-2020/ . Este artículo publicado en la web de la Federación Salud Mental Región de Murcia (España) comenta que la pandemia ha “sacado a la luz la fragilidad mental”. Primero, no soporto que ciertas figuras literarias tan cursis (y prescindibles en este caso) se incluyan en un discurso de dudosa redacción. Lo siento. ¡Si Quevedo levantase la cabeza…! Está claro que todo escolar debería finalizar adecuadamente los estudios primarios y secundarios, antes de continuar con los universitarios. El problema es que diciendo lo que quieren los que mandan, se recibe una agradable subvención del Estado en tu medio de (des)información. Porque sí, esto ha pasado durante la pandemia (pero dinero para ERTES no había, señores). ¡Por eso están como están la prensa y las televisiones españolas! Menos libres, lo que quieran ustedes.
Una de las cosas que nos comentan en el vídeo del artículo enlazado es que “el Consejo de las Naciones Unidas nos dice que no hay salud sin salud mental”. La mitad de esta oración la pronuncia un buen señor que responde al nombre de Salvador Moya (encantada, pero hasta este momento lo conocían en su casa a la hora de comer) que, a falta de una, lleva dos mascarillas. Esto es para mejorar la salud mental (y la respiratoria, claramente). Otra de las cosas que cuentan en el vídeo es que las personas con enfermedades mentales, como la depresión, tienen más dificultades a la hora de acceder a un puesto de trabajo. Vamos, que no hace falta ser un lince para saber que España a finales del 2020 va a tener más personas con depresión (en el mejor de los casos, que hay trastornos y enfermedades mentales mucho más graves) que personas sanas. Pero, como veis, tanto el gobierno central como los gobiernos autonómicos están preocupadísimos por los ciudadanos. Por ejemplo, el gobierno autonómico de Castilla y León, cuyo presidente es del PP y cuyo vicepresidente, de Ciudadanos, es aficionado a confinar un mínimo de 2 o 3 municipios por semana (entre otras medidas, a ver si os creíais que se conformaban solo con eso). Pero está muy preocupado por la salud mental de sus ciudadanos, insisto. Y no me cabe duda de ello. De hecho, sepan ustedes que el vicepresidente de esa región es médico. Eso sí, no les puedo informar sobre su profesionalidad cuando ejercía como tal. También lo es la Consejera de Sanidad, Verónica Casado. El primero es gastroenterólogo y la segunda, médica de familia. Como todos sabéis, hay trabajadores buenos y competentes y otros que es mejor que se queden en casa (y sin cobrar sueldo, a ser posible). Y si esto pasa con los panaderos y los vendedores, con los médicos y policías, también. Con los políticos…pues miren, casi que en España para encontrar uno bueno me hacen falta 3 lupas.
¡Por cierto! Que se me olvidaba. Cuando he hablado de la competencia de los trabajadores y el sueldo en el párrafo anterior. Me explico: en España hay más funcionarios que nacimientos al año, o por ahí deben andar. Total, que la eficiencia de tanto funcionario debería ser increíble y la burocracia debería ser pan comido. ¡Pero esperen! Que esto creo que lo soñé la noche pasada, pues la realidad es completamente diferente.
Como ven, España es un estado preparado para afrontar una crisis económica (nótese la ironía, por favor) y si a esto le sumamos los esfuerzos que hace su gobierno central (con socialistas y comunistas) y sus gobiernos regionales (por ejemplo, el de Cataluña tiene un presidente inhabilitado por muy poco tiempo y cobrando sueldo –es que la Justicia española es, ante todo, justa. Y más que lo va a ser cuando socialistas y comunistas sean capaces de controlar el CGPJ casi al completo- o el de Navarra que tiene de apoyos a defensores de una banda terrorista y a esa región no la confinan. ¿Por qué? Porque para ser amigo de enemigos de España hay que obedecer (a esos traidores) y no imponer -teniendo en cuenta que Navarra tiene muchísimos más casos que la comunidad autónoma de Madrid y, además, para confinar Madrid cogen cifras de días atrás-. Yo repito lo mismo: ¡Diosito, si existes, ve a socorrer a España pero ya! Que la tenemos en la UCI, con respiración asistida y trasfusiones diarias, y algunos se empeñan en afirmar que está bailando sevillanas mientras bebe chupitos (porque mis idolatrados ídolos están en el poder y van a saber cómo dirigir España adecuadamente. Verde y ecológica, morada e hiperfeminista y roja. Muy roja. Y con ciudadanos sometidos y amordazados).
Y yo venía aquí a hablar de depresión. No obstante, la entrada sería demasiado extensa y prefiero dejaros con la miel en los labios. Pero es cierto que lo que os he contado de dulce tiene lo mismo que yo de rubia (por si no lo sabéis, mi pelo está entre el castaño oscuro y el negro azabache. Pero a los 18 años llevé unos meses unas –horribles- mechas rubias (rubio tipo Barbie, sí), luego crecí y mejoré mis gustos estéticos, algo que agradezco enormemente a día de hoy). Dicho lo cual, en la próxima publicación, prometo hablar, esta vez sí, sobre qué es la depresión, sus efectos… Finalmente, os deseo un buen lunes. Y a los españoles que me leéis desde España, ¡fuerza! ¡Ah! ¡Y atreveos a cuestionad aquello que vivís! ¡No os aferréis a vuestras creencias! ¡Sed libres (de pensamiento, de momento, que parece que es lo único que se puede hoy en día)! ¡Y despertad!
Un saludo,
Letras en español – Belén Riesco©
